La ciencia ha demostrado que el auténtico reflejo de nuestras emociones está precisamente en el rostro.
Nuestro cerebro juzga las expresiones faciales a una velocidad asombrosa, y decide de manera inconsciente quién nos gusta y quién no. Por lo tanto, si la primera impresión es la que cuenta, debemos tener muy claro que el estímulo inicial recibido proviene de la...